jueves, 15 de octubre de 2009

Desconexión.

Huir siempre es de cobardes, salvo en casos en los que significa prudencia y sensatez ante el peligro innecesario. Pegar zapatazos contra el duro suelo es lesivo por definición. Lesionarte, depende de todo lo que no te puedas imaginar y la principal es la falta de motivación. Cuando los deportistas empiezan a perder ganas aunque no lo demuestren, están ante un peligro innecesario. El mejor tratamiento es la desconexión, que no equivale al descanso sino a la búsqueda de motivación en otras cosas, periodo durante el cual uno se recupera del inapreciable agotamiento psicológico al que ha sido sometido durante kilómetros y kilómetros de entrenamientos basura. Al final, después de un tiempo indeterminado recobras las ganas de entrenar a tope. Vuelves hacer kilómetros y kilómetros y es cuando te reencuentras con tus piernas y tus ilusiones que añorabas antes de la desconexión. Estas preparado para competir.

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